viernes, 30 de marzo de 2012

La bicicleta un día va a volar. La bicicleta de todos. Ya lo verán. Le están saliendo las alas. Son de verdad. El niño quiere que vuele, y volará. El niño irá por el aire a comprar el pan; dará una vuelta al campanario de paloma y de cal. El niño y la paloma sobre la ciudad. El niño acompañando al ganso blanco Eso se verá. Le están saliendo las alas. Ven a mirar. Mira como el lirio de los campos. No pienses mal. Las alas tienen miedo de algo. Salen y vuelven a entrar. Miedo de nosotros, quizás.
Tan pronto los hombres ganen la paz, la bicicleta de todos volará. La que duerme en la puerta de los cines volará. La del cartero volará. La de la reina Guillermina, volará.
La mía y -la tuya- volará. Por arriba del humo y los cables me verás. La bicicleta tendrá un solo nombre: Libertad. El ángel de las aguas ya no se irá. Calle ancha del cielo para mirar. Flores que nunca vimos aquí, allá. Habrá tiempo para mirar. Cuánto tiempo perdido, hay! Tan pronto los hombres dejen de guerrear, la bicicleta del mundo volará. Todos los pueblos tendrán un velódromo donde los niños correrán. De allí alzarán el vuelo. Darán una vuelta sobre el mar. Si no lo hubiera sobre el trigal; irán donde lo hayan y volverán. Ir y volver será como cantar. Porque la bicicleta tendrá alas de verdad. La del cartero, la de la reina Guillermina. Nadie se caerá. Todo es cuestión que los hombres ganen la paz. JOSÉ PEDRONI

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